domingo, 8 de febrero de 2009

EL HOTEL ENCANTADO

En muchos hoteles han sucedido y suceden todo tipo de fenómenos extraños. Quién no ha oído hablar de apariciones fantasmales o voces de ultratumba de origen desconocido que han intimidado a las decenas de testigos que bien trabajaban o pernoctaban en uno de esos hoteles. En el trasfondo de estos fenómenos se suele repetir un hecho común: son lugares que están marcados por la tragedia, allí acontecieron crímenes, suicidios o muertes accidentales.

Estos requisitos les cumplía un hotel localizado en Segovia; 'el soplo' me llegó por una conversación informal que mantenía una de las empleadas del hotel con un familiar mío. En esa tertulia, aseguró que en el hotel se escuchaba el llanto de una niña en las solitarias noches cerca del vestíbulo donde ese encuentra la recepción. Además añadió que escuchaban extraños ruidos por los conductos del aire acondicionado de procedencia desconocida y que estos fenómenos sucedían probablemente porque allí había ocurrido un crimen. Me puse en contacto con ella, y aunque ya nos habíamos citado, en el último momento anuló la entrevista. Ni siquiera, a pesar de mi insistencia, quiso facilitarme el nombre del hotel. Se negó en rotundo, pero no conocía mi atrevimiento para estos temas.

Sabía de la ciudad donde estaba ubicado el hotel, así que me puse en contacto con la Oficina de Turismo de Segovia explicándoles que estaba interesado en buscar un albergue donde me habían asegurado que había sucedido un crimen. «Es el Hotel Ayala-Berganza» -me comentó el jefe de Oficina- conocido por los segovianos como 'la casa del crimen'. Con esas premisas puse rumbo a la capital segoviana. Pero antes, permitanme realizar un recorrido por el mundo de los hoteles encantados.

Famoso por los fenómenos que en él acontecen es el hotel Roosevelt de Hollywood. Fue inaugurado en 1927 y allí se celebró la primera entrega de los Oscar. Por sus habitaciones han pasado múltiples personalidades del mundo del cine. Varios testigos se han encontrado con el fantasma de Montgomery Clift paseándose por la habitación 928 del noveno piso. En 1953 el actor solía estudiar en el pasillo su papel en la película 'De aquí a la eternidad'. En otras ocasiones, le han observado tocando la trompeta en el vestíbulo. Aterrador es el caso del psiquiatra Peter James que sintió cómo una presencia invisible se situaba encima de él en la cama y no le dejaba levantar. Cuando consiguió zafarse vio a un hombre, ¿Montgomery Clift!, sentado en una silla que le miraba fijamente. Paralizado por el miedo permaneció más de media hora en esa situación.

Otros testimonios hablan de roces de manos heladas e incluso los vigilantes observaban en las cámaras la figura de un hombre muy elegante que sus propios compañeros no veían estando en el mismo lugar físico. También aseguran que se ha visto la imagen de Marilyn Monroe en un espejo de la suite 1.200, lugar donde la actriz solía hospedarse en el hotel. Precisamente allí rodó su primer anuncio de una crema solar.

Misterios en Lima

Este tipo de fenómenos también se dan en otros lugares como en el hotel Bolívar situado en Lima (Perú). Es uno de los hoteles más importantes de Sudamérica, fue fundado en 1924 y sus habitaciones han sido ocupadas por multitud de personalidades, incluidos presidentes de Gobierno y jefes de Estado. En algunas de las 500 habitaciones y en los largos pasillos enmoquetados con techos de cuatro metros han acaecido suicidios, accidentes y crímenes. En una ocasión, cuando el jefe de seguridad realizaba una ronda por las plantas quinta y sexta -que permanecían cerradas- se encontró con una persona mayor vestida con el uniforme del hotel. Le preguntó que qué hacía allí y cuál era su nombre y después de escucharle le aconsejó que se marchara. Cuando contrastó los datos que le había proporcionado aquel señor no daba crédito: ese nombre efectivamente correspondía a alguien que había trabajado en el hotel, pero en 1928, y por supuesto ya había fallecido.

Ya en nuestro país, en el hotel Corona de Aragón, hoy -Melia Aragón- aseguran que suceden fenómenos inexplicables desde que en 1979 sufriese un espantoso incendio que dejó una estela de 81 muertos. «Yo no sabía nada de la habitación, pero lo cierto es que una noche que me tocó sentí la opresión de otra presencia. La sentía continuamente en la ventana, intentando abrirla como si no pudiera hacerlo. No me podía quedar dormida porque me parecía que alguien se inclinaba sobre mí. Pensé que eran mis nervios, pero resulta que al comentárselo a una compañera, esta me dijo inmediatamente: 'has estado en las 510. Allí sucede algo. No eres la única a la que le ha pasado'». Esto es lo que contaba una de las azafatas de la compañía Aviaco que diariamente se alojan en el mítico hotel. Quién sabe, pero quizá los inquilinos de la 510 no pudieron salir del 'coloso en llamas' y perecieron calcinados. Años después, sus espectros siguen morando en la habitación, buscando abrir las ventanas que aquel trágico día parecían selladas por el fuego abrasador, convirtiendo las habitaciones en crematorios para vivos.

Siempre la misma historia, no sabemos el porqué, pero los lugares donde ocurre una tragedia quedan marcados por lo sobrenatural. Este podía ser el caso del hotel Ayala-Berganza de Segovia.

El 30 de mayo de 1892 apareció estrangulado el dueño de este suntuoso edificio, don Alejandro Bahin Massó, en las escaleras que incluso hoy en día se conservan justo al lado del mostrador de recepción. Fue un crimen perpetrado por tres rufianes -posteriormente ajusticiados- que entraron a robar y que asesinaron al ex concejal del Ayuntamiento segoviano y a Isabel, la doncella. La 'diosa casualidad' hizo acto de presencia en mi visita y sin desvelar mis verdaderas intenciones pude visitar todo el hotel -declarado Monumento Histórico-Artístico- desde luego encantador y decorado con exquisitez.

Interrogué al personal de servicio, quienes me aseguraron que jamás había sucedido nada anómalo en el interior del hotel, de hecho una empleada de la limpieza me aseguraba que estas cosas le daban mucho miedo y que saldría 'pitando' si sucediera algo semejante. La amable recepcionista me contaba que tuvieron que quitar la información de los folletos del crimen porque a muchos clientes les producía pavor saber que allí habían sucedido acontecimientos tan trágicos.

Por tanto no pude corroborar el testimonio que me llevó a esta investigación y la duda permanece, aunque es probable que en las solitarias noches de guardia en el hotel, la imaginación y el conocimiento de lo que allí sucedió puedan jugar una mala pasada en nuestra mente. De todas formas, retomaremos este tema pues tengo dos pistas de hoteles en los que, según aseguran, existen habitaciones donde nadie ha podido pasar una noche. Hasta ese momento solo desearles que tengan inquietantes sueños.

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