miércoles, 10 de noviembre de 2010

CASAS ENCANTADAS


¿Qué es una casa "embrujada"?

Una vivienda que esté habitada por fantasmas o cualquier otra entidad que no pertenece al mismo plano de existencia que los humanos e una casa embrujada.
La mayoría de la gente piensa que una casa encantada es una edificación en ruinas, con habitaciones casi destruidas y con sótanos o desvanes oscuros y abandonados. Pero no es así. Los fantasmas pueden elegir cualquier vivienda. Su presencia se hace notar cuando empiezan a ocurrir fenómenos extraños, que pueden no despertar temor en los habitantes de ese hogar. Ruidos nocturnos, olores diferentes, pérdidas de objetos, puertas que se abren y se cierran son algunos de los episodios que delatan la existencia de seres etéricos en la vivienda.


¿Por qué se produce este fenómeno?

Lo que sucede es que los fantasmas son entidades desencarnadas que no han podido llegar al plano de existencia que les corresponde. El mundo de los espíritus no está arriba o abajo. Está aquí, moviéndose a una velocidad y a una escala diferente. Esa es la dimensión a la que todos iremos, exceptuando a los fantasmas, ya que no tienen acceso a ese plano hasta que son liberados. El plano de los espíritus es concéntrico con respecto a esta dimensión. Existe en la misma área espacial, pero no se materializa en nuestra atmósfera.
El mundo etérico está a nuestro alrededor. Al morir, nos sumergimos en ese mundo. Esa es la transición normal. Sin embargo, cada cierto tiempo algo sale mal. Una muerte violenta puede ser la causa de un estado fantasmal, por ejemplo.
El hecho de que el ser etérico elija una casa en particular responde a diferentes motivos. Ese puede haber sido su lugar de residencia. Otra posibilidad es que en vida, haya mantenido una relación muy estrecha con alguna de las personas de esa casa. Y también puede suceder, que su muerte esté relacionada con el edificio y, hasta que el misterio no se esclarezca, ese fantasma rondará por allí.


¿Cómo suelen manifestarse los fantasmas?

Una clase particular de espectro se manifiesta produciendo el caos: golpes misteriosos, ruidosos choques, olores desagradables, muebles que se mueven, objetos que desaparecen, hasta levitaciones: todo ello es sintomático de la actividad de un fenómeno muy especial, el poltergeist. La palabra deriva de los términos alemanes: polter, que significa ruido y geist, espíritu.

El caso más espectacular duró desde agosto de 1977 hasta septiembre de 1988. Durante ese tiempo, una mujer y sus cuatro hijos, que vivían en una casa de alquiler en Enfield, al norte de Londres, experimentaron casi todas las clases de actividad poltergeist identificadas hasta la fecha. Se registraron no menos de quince mil incidentes, que dejaron desconcertados a todos los que participaron enla investigación: asistentes sociales, fotógrafos, psicólogos y dos investigadores psíquicos entre otros.


¿Cuál es la visión de la parapsicología acerca de este fenómeno?

En términos generales, los parapsicólogos tienden a suponer que en ciertos casos es posible que quede grabado alguna clase de registro psíquico en un lugar, tal vez a causa de cierta violencia o emoción fuerte generada allí. En tales casos, el fantasma no sería un espíritu sensible sino una mera proyección, como una película. La telepatía está de acuerdo con esta hipótesis, porque si una persona puede enviar una imagen de sí misma a un receptor, por que entonces no pensar que puede enviar una clase de imagen que flota libremente hasta ser captada por alguien suficientemente sensible para recibirla.


¿Todos los fantasmas se manifiestan bajo una apariencia humana?

No. Incluso no es el fenómeno más común. En la mayoría de los hogares embrujados se produce un tipo de aparición especial, que se conoce como "energía fría". En este caso particular, el ente etérico es absolutamente invisible, pero deja pruebas de su presencia de manera inequívoca. Por ejemplo, una zona de la casa que siempre está fría y húmeda, y no hay ninguna causa física que explique tal hecho. También puede ser indicio de la presencia de energías frías un ambiente "cargado", en donde inmediatamente uno se siente deprimido o con mucho sueño. Y por supuesto, hay entidades más violentas, que se manifiestan a través de ruidos inexplicables, vajilla que se rompe, puertas que se golpean sin motivo y objetos que desaparecen misteriosamente.


¿Hablar de "apariciones" es lo mismo que referirse a fantasmas?

No. Las aparicione constituyen un fenómeno diferente, pero sí los podemos relacionar con una casa encantada, porque desde el punto de vista de la percepción, son iguales a los fantasmas. Lo que los diferencia es que una aparición no tiene nada que ver con la muerte física. Es un fenómeno exclusivamente óptico. En la actualidad, está constatado el hecho de que existen personas que pueden crear imágenes con el pensamiento y proyectarlas. Hay muchos casos de éstos. Por ejemplo, frente a una situación límite como un grave riesgo de accidente, hay personas que emiten su pensamiento hacia los seres queridos y éstos pueden recibirlo en forma de imágenes que tienen una configuración fantasmal.
Este fenómeno también se relaciona con las casas encantadas, porque en un lugar donde se haya producido un drama o una situación de violencia se pueden generar apariciones. Las emociones y vivencias quedan en suspenso, latentes, hasta que en un determinado momento se vuelven perceptibles para un espectador.


¿Cómo se relacionan los casos de combustión espontánea con las viviendas hechizadas?

El fuego o combustión instantánea es uno de los fenómenos más desconcertantes que existen. Por qué una casa o una persona comienza literalmente a arder, es algo para lo que aún no se ha encontrado explicación. En 1959, en Alabama, se encendieron de forma inexplicable y simultáneamente veinte focos de inendio en una casa de madera. Los bomberos no pudieron apagarlo, porque cuando lograban dominar unas llamas, los puntos de combustión se reproducían en otro lado. No había cortocircuitos ni tampoco el fuego se había producido por causas químicas o electrostáticas. La familia que habitaba la cabaña era supersticiosa y todos los integrantes decidieron abandonar el hogar. Pero en su siguiente vivienda los fuegos misteriosos los acompañaron. Eso motivo que se abrierá una investigación policial. Los agentes que intervinieron en el caso, pudieron dar testimonio de lo que vieron. Un colchón se incendió frente a sus ojos. Lo mismo sucedio con unas rebanadas de pan. La familia tuvo que buscar un tercer hogar, pero a los pocos días nuevos casos de combustión espontánea se dieron en el lugar.
Otro caso muy enigmático ocurrió en Londres. Un bombero llamado Jack Stacey acudió al incendio de un inmueble abandonado. La casa no tenía señales de daños por fuego, pero cuando Stacey, examinó su interior, encontró el cuerpo en llamas de un vagabundo al que conocía como Bailey. Tenía una herida de diez centímetros en el abdomen y las llamas salían por allí con fuerza, como si se tratara de un soplete. Para apagar ese fuego, Stacey dirigió el chorro de la manguera al cuerpo del vagabundo y pudo extinguir las llamas. Nunca pudo saberse la causa real del incendió. En el edificio no había ni gas ni electricidad. Tampoco se encontraron fósforos.


¿Puede una persona "embrujar" una casa?

Definitivamente sí, y no sólo una casa. También puede embrujar un pueblo entero. Hay un caso muy famoso que vale la pena conocer y que tuvo lugar en Gran Bretaña cuando estaba a punto de terminar la Segunda Guerra Mundial.
Durante muchos años los habitantes del pueblo Great Leighs estaban al tanto de que una bruja había sido enterrada en un cruce de caminos conocido como Scapfaggot Green. El sitio exacto donde estaba sepultada Alice Molland (la bruja en cuestión) estaba marcado por una gran piedra.
Esta mujer había sido quemada en la hoguera, unos doscientos años antes de que se produjeran los extraños sucesos. La bruja de Scapfaggot Green descansaba tranquilamente en su sepulcro hasta el momento más álgido de la Segunda Guerra. Por aquel entonces, la paz de Great Leighs fue interrumpida por el ingreso de la armada. El tráfico militar ocasiono un verdadero pandemónium en el pacífico pueblo rural. Las ventanas vibraban con el paso de los tanques y algunas calles, demasiado angostas como para permitir el paso de los vehículos de guerra, tuvieron que ser ensanchadas. Un extraño que no conocía las tradiciones locales, mando una excavadora de la armada para ensanchar una calle en especial: una de las que formaba la encrucijada de Scapfaggot Green.
La excavadora empujó a un costado la piedra de la tumba de Alice Molland. Y a partir de ese momento, se inició la catástrofe. Comenzaron a suceder cosas que parecían del orden de lo fantástico sino hubieran sido constatadas por numerosos testigos.
Las campanas de la Iglesia del pueblo comenzaron a sonar a medianoche, sin que hubiera nadie tirando de las cuerdas. Un constructor local encontró sus herramientas rotas y un granjero perdió todas sus ovejas. Ejemplos como esos se multiplicaban en todos los hogares. La prensa local se ocupó del tema. El periodista John Cooper tituló un artículo a toda página en el Sunday Pictorial: "La Bruja camina hacia Scapfaggot Green".
Cooper mismo fue testigo de un sorprendente episodio en un bar del pueblo. Una enorme piedra tapó la entrada del pub.
Absolutamente seguros de que los hechos estaban relacionados con Alice Molland, los habitantes del pueblo decidieron consultar con el famoso cazafantasmas Harry Price, que aconsejó devolver la piedra al lugar original. A partir de ese momento, los episodios extraños comenzaron a disminuir, hasta concluir meses después.


¿Hay otros casos famosos de encantamientos?

Son muchos. El del Rectorado de Borley, también en Inglaterra, es uno de los más famosos. Allí residían dos fantasmas descabezados y una monja fantasma, que había sido asesinada después de un romance clandestino. Los propietarios de la casa eran acosados por susurros escalofriantes y campanas que sonaban. También aparecían mensajes enigmáticos en las paredes e, incluso, en el suelo y el techo.
El ya mencionado cazador de fantasmas Harry Price fue llamado por un diario local para investigar las historias.
Otro caso famoso fue el del espectro de la Plaza Berkeley, en Londres. El famoso fantasma que habita allí es conocido por haber asesinado a varias personas durante unos años. Una de las historias más terribles se refiere a Sir Robert Warboys, quien aceptó el desafío de pasar una noche allí. Armado con una pistola, se instaló en el dormitorio del primer piso, mientras el dueño de la casa se quedaba en la planta baja con un amigo. Cuando se oyó un disparo una hora más tarde, los dos hombres corrieron hacia arriba, donde encontraron muerto a Warboys, con una expresión de horror en la cara.

domingo, 7 de noviembre de 2010

ZUGARRAMURDI

Hay lugares que destacan en el tiempo por un suceso, un hecho. Esto pasa con el pueblo navarro de Zugarramurdi. Allí, en 1608, la historia comenzó a escribir una destacada página en la leyenda negra de la Inquisición española. Un suceso que conmocionó a la comarca y en el que se mezcló la brujería y el fanatismo religioso. Es especialmente significativa la descripción que hace de la localidad, en su página web, el gobierno de Navarra. “En el Pirineo occidental, superado Baztan y a escasa distancia de la frontera (Francia) está Zugarramurdi, el pueblo de las brujas, donde fantasía y realidad se mezclan para regalar a la imaginación la posibilidad de hacer un apasionante viaje a través del tiempo”. No crean que lo que a continuación vamos a narrar es una conjetura: son hechos reales de los que hay suficientes documentos fiables.
Zugarramurdi fue el protagonista del juicio por brujería más importante que ha habido en España. Comenzamos el recorrido por la historia de este lugar en dos lugares simbólicos que el viajero puede aún observar: la cueva de los aquelarres y el arroyo del infierno. Allí es más fácil comprender lo enigmático de este valle poblado de blancos caseríos, aunque para ello haya que retroceder mucho más atrás en el tiempo.

En el siglo V, en Europa, comienza a extenderse el culto al mal, al demonio. La vieja idea del bien luchando contra el mal comienza a tomar forma y nombre. En Vascongadas, el ídolo recibe el nombre de Akerbeltz. El demonio, en esta zona peninsular, es en realidad un macho cabrío que comienza a ser venerado por muchos habitantes de forma casi clandestina. Hay un cuadro de Goya, Akelarrea, que escenifica este culto. Tal fue la extensión de estas prácticas, que aún hoy se conserva en algunas zonas rurales navarras y vascas la tradición de tener una cabra negra en la manada para tener suerte. Todo este proceso hace que con el paso de los siglos crezca el rechazo al Dios cristiano y se adore al prohibido demonio.

La situación comienza a extenderse de forma peligrosa para los intereses cristianos, y la Iglesia decide tomar cartas en el asunto. Primero se comienza a perseguir de forma individual a algunos herejes, a quienes se acusa de llevar a cabo rituales de brujería en los que se sacrificaba a niños, se practicaban bacanales o se fabricaban “medicamentos” con restos humanos. Aunque la documentación sobre estas secretas reuniones, en las que se practicaban estos rituales, es escasa, se sabe que las misas negras se pasaron a llamar akelarres. El término proviene de un prado que está pegado a las cuevas de Zugarramurdi, donde se celebraban las reuniones de las brujas (significa “prado del cabrón” en vascuence). Por entonces, se contaba que en aquel verde prado pastaba un macho cabrío que se transformaba en hombre cuando las brujas comenzaban sus rituales.

Llegamos así al siglo XVII, cuando el Tribunal de la Santa Inquisición recibe la denuncia de que por aquellas tierras vascas se celebran actos de divinización del demonio. Son años en los que el Santo Oficio persigue cualquier atisbo de herejía y la reacción es rápida y contundente. Hay muchas teorías sobre las causas de la denuncia, aunque todo apunta a que las riñas vecinales pudieron ser el detonante de lo ocurrido.

La teoría más aceptada es que fue la confesión de una niña francesa la que desencadenó los acontecimientos. La joven fue adoctrinada en los rituales de la brujería y tras ser, según su propio relato posterior a un sacerdote, obligada a renegar de Jesús y de todos los santos, aprendió los secretos y supersticiones de las brujas navarras. La vuelta de nuevo a su hogar, en España, hace que la muchacha se asuste de todo lo aprendido y pida confesión. Parece, dice la tradición, que el hecho de que se hubiera negado a renegar de la Virgen María le valió para no ser quemada en la hoguera. En realidad, lo que hizo fue regresar a Zugarramurdi y señalar en primer lugar a María de Yurreteguía como maestra en el culto al diablo, así como a otros habitantes con los que había compartido los akelarres.

domingo, 17 de octubre de 2010

MIEDO EN SEVILLA, EL CASO VIANDAS

Multitud de ruidos extraños , raps, sombras , pisadas ,objetos que se mueven de sitio, enseres que aparecen y desaparecen, extrañas formaciones luminosas... Todo esto y un largo número de otras extrañas circunstancias y hechos paranormales son las que viven a diario en su lugar de trabajo en Sevilla los trabajadores del restaurante “Viandas”.

No es fácil que en una investigación paranormal se le de al investigador todo tipo de facilidades para desarrollar su labor, ello nos indica que el afectado tiene ya un alto grado de desesperación y haría cualquier cosa por resolver su situación... y en ese grado de desesperación se encuentran los empleados y propietarios del conocido restaurante sevillano en pleno corazón de la capital hispalense.
Restaurante bar viandas
Bar Viandas donde ocurren los fenómenos poltergeist


No es un caso, nuevo ni el molesto huésped hace ahora su puesta en escena ,con motivo de la aparición de la noticia en el programa radiofónico de la Cadena SER “Milenio 3” de Iker Jiménez.Tendríamos que remontarnos al año 2000 para comenzar con la larga lista de hechos paranormales que esta vieja casa del siglo XVII en la calle Arguijo número 3 acoge entre sus paredes .Su propietario, Javier M.R., ha puesto todo su empeño en lograr que este céntrico establecimiento sea un lugar de encuentro y que destaque por la calidad de su servicio y de su gastronomía. Pero al adquirir el edificio también adquiría con él a un permanente y molesto morador, un incordiante fantasma dispuesto a no dejar tranquilos a los trabajadores del lugar.

Durante las obras de reformas en esta casa de tres plantas, realizadas en el año 2000, a los obreros que trabajaban en ella comienzan a afectar los primeros fenómenos extraños. En este periodo ,cuando se estaban acometiendo las remodelaciones en la planta baja y primera planta, la contrata de Gerena que llevaba a cabo las mismas notaba como les eran “arrebatadas” diferentes herramientas , tales como taladradores, soldadores , herramientas de mano y otros enseres pertenecientes a los albañiles, herreros, encofradores, electricistas ,fontaneros, etc... Los acontecimientos se recrudecen en el verano del 2001 cuando en un día festivo el jefe de obras se tiene que personar en la misma , a instancia de la propiedad ya que aparecía abierta por completo, abierta por unas manos invisibles puesto que las únicas llaves las tenía el citado jefe de obras... Ante esta situación es requerida la presencia de la Policía Nacional que da fe de que las puertas no han sido forzadas y... tampoco hay ninguna huella de intrusos sobre el fresco piso hormigonado de la entrada del edificio...¿quién entraba y abría el edificio en obras? Unas manos invisibles... paranormales, que no dejaba que el edificio fuera cerrado. Ante esta circunstancia se pone una denuncia ante la Policía Nacional de Sevilla en la ya desaparecida comisaría de La Gavidia quedando constancia de este hecho inquietante.

Tras estos continuos incidentes se apertura el establecimiento bajo el nombre de “Viandas” y comienza así su actividad laboral de restauración. Durante esos primeros meses todo parecía funcionar bien, sin mayores problemas paranormales, pero pronto comenzaron a suceder diferentes hechos que inquietaron a todo el personal...

La numerosa plantilla del restaurante callaba sus experiencias por temor o por miedo a que no se los tomaran en serio, pero la situación afectó a todos y llegó un momento en el que se sinceraron los unos con los otros, comprendiendo que en su lugar de trabajo había “alguien” más que no veían ni tocaban, pero que sentían su presencia.

Desde el 2001 hasta nuestros días estos acontecimientos paranormales se vienen sucediendo...Todo comenzó en sombras que se desplazaban en la planta superior y aún sin remodelar, sombras que se movían y no eran provocadas por nada ni nadie. A está sombra se le unieron ruidos de pisadas, pisadas “humanas” que tampoco eran provocadas por nadie, extraños ruidos que en investigación paranormal llamamos “raps” y comenzaron a aparecer y desaparecer objetos sin que nadie supiera el por que... Pero son los protagonistas de esta historia quienes nos narran lo vivido en el local, así Raquel R. –gerente del restaurante- nos indicaba: “ Lo que más nos asusta es el oír en la planta de arriba ruidos de pisadas y carreras así como golpes sabiendo que no hay nadie. Las sombras que se suelen ver en la escalera son muy impresionantes y la verdad es que ya casi nadie sube a cambiarse solo, por el miedo que provoca encontrarse con el fantasma. Yo misma fui testigo de una sombra que parecía subir por las escaleras , me dejo sin aliento...Impresiona mucho”. Esta joven sevillana se ha convertido en una especie de “albacea” de todos los acontecimientos vividos por sus compañeros e insufla ánimos para seguir trabajando y tratar, en la medida de lo posible, de ignorar a tan inquieto “huésped”.

No se detienen ahí las inquietudes de este molesto “inquilino” y comienza a realizar sus particulares travesuras que encrespan los nervios de todos... Sebastián G.F. es un camarero del restaurante poco dado a creer en estos temas pero nos relataba su experiencia de esta forma:” Colocando un día una mesa para una celebración de muchos comensales bajé para recoger varios objetos ornamentales, cuando subí no me lo podía creer...en el local estaba yo solo pero sin embargo todos los servicios estaban puestos de otra forma totalmente diferente a como yo los había dejado...alguien los había cambiado en tiempo record, imposible , pero yo estaba solo en el local” y no sólo eso “en la planta superior suelen venir “olas” de frío, hay unos cambios de temperatura muy fuertes y eso en Sevilla, con el calor que hace, se nota. También es curioso por que muchas veces huele de forma extraña, como a incienso o algo similar por la escalera de subida, es tremendo” ,pero quizás lo que más impresionó a nuestro amigo fue un día que: “estaba en la planta alta cambiándome y pude oír perfectamente como me llamaban lenta y pausadamente “Seeebaaasss”, me impresionó muchísimo ya que la voz surgía de la nada y en la planta no había nadie más que yo...”

El cocinero del restaurante, Jorge D.G., tampoco se escapó de estos hechos y “un día estaba en la planta alta y sentí un cambio de temperatura fuerte, pasé del calor al frío en pocos segundos...me asusté mucho por que delante de la puerta vi como pasaba alguien o algo, era muy difuso pero me impresionó...Me cambié tan rápido como pude y salí corriendo”.

Una de las impresiones más fuertes la vivió Carolina S.F., camarera, quién:”cambiándome en la planta alta, justo cuando me agachaba a atarme el zapato, levanté la vista ya que me sentí observada, por el pequeño espejo de la habitación vi perfectamente a alguien que me observaba, perfectamente, allí había alguien que me estaba mirando, me giré y sólo vi una sombra difusa pero ni rastro de nadie en el largo pasillo...era imposible. Desde entonces tengo la certeza de que en el edificio hay algo más...”. La chica mientras nos comentaba este suceso estaba vivamente nerviosa e impresionada.

Silvia G.H. también nos comenta que aparte de sentir presencias y sentirse extrañamente acompañada hay algo que le inquieta: “es terrorífico comprobar como en el vestuario de las mujeres, donde nos cambiamos, la puerta se abre pese a tener echado el cerrojo...es como si unas manos invisibles lo abrieran sin mayores problemas”.

Como dato histórico, una vecina que lleva habitando 60 años de forma ininterrumpida, nos comenta que “siendo yo muy pequeña, recuerdo que una noche, mi padre que era encargado de una ferretería muy famosa en aquellos tiempos en la ciudad, llegó a casa muy nervioso, y al parecer justo en la puerta del actual restaurante, había descubierto una pequeña caja de madera, que contenía el cadáver de u niño o niña”.

Otros compañeros también han vivido fuertes experiencias con el poltergeist de “Viandas” aunque su miedo no nos permite publicar sus declaraciones, no obstante también han sido testigos directos, en primera persona, de las extrañas bajadas de temperaturas, el paseo de la sombra por la segunda planta ,aún no remodelada, del edificio , extraños ruídos... Otros ya abandonaron el local como José B. quién nos comentaba: “mira ,yo no se si allí hay o no un fantasma pero te digo mi verdad...algo raro hay, eso es seguro, lo que allí pasa no sucede en ningún sitio”.

Los fenómenos se siguen produciendo cuando ahora mismo está leyendo este artículo, los acontecimientos son ya habituales y rara es la noche en la que la alarma de seguridad contratada a SECURITAS no salta en la planta alta. El volumétrico indica la presencia de algo arriba pero curiosamente sólo salta en esa planta, en esa segunda planta, en la planta alta, cuando lo debería de hacer abajo ya que se debe de iniciar la subida... “algo” surge en la planta alta, algo que es captado por un frío y objetivo equipo electrónico de seguridad que alerta de su presencia...con una tolerancia mínima para un volumen de 45 kgs., descartándose cualquier tipo de roedor u otro animal que pudiera originarlo. Los expertos de esta prestigiosa empresa de seguridad no saben explicar que es lo que hace saltar la alarma del edificio en ese sitio en cuestión.
Teleplastias
Grafia inexistente en el momento de tomar la foto (aparece SI NO)


Los acontecimientos se precipitaron de tal forma que el propietario del establecimiento nos indicaba durante una entrevista –almuerzo :” mira ya me mandado instalar cámaras nocturnas de seguridad que están funcionando toda la noche para ver si captamos algo o vemos que es y la empresa de seguridad nos envía los partes con las incidencias de la alarma. Yo no se lo que está ocurriendo pero algo normal no es... aquí está pasando algo que no es de este mundo...”

Los últimos incidentes acaecidos en el lugar han sido la desaparición de una vieja purera y una caja de vinos rosados de marca... volvieron a aparecer en otros lugares diferentes a los originales. Pero la sorpresa llegó cuando dos empleados Jorge D.G. y Sebastián G.F , hace menos de una semana, estaban cerrando las ventanas del local y tal y como cerraban las mismas , al llegar al otro extremo, contemplaban con estupor como aparecían abiertas... ¿abiertas por quién? ,así nos lo narraban sus protagonistas: “ estábamos cerrando tres de las ventanas del local y cerrada una de ellas, al cerrar la segunda escuchamos un fuerte ruido procedente de la primera, muertos de miedo, fuimos a ver lo que ocurría y observamos como las ventanas abiertas estaban ahora cerradas y las cerradas abiertas...” Y no sólo eso, los aires acondicionados del local se suelen accionar solos, apagar y encender, a cualquier hora, incluso con el local cerrado, en una extraña y fría danza que provoca la incredulidad y asombro del personal de “Viandas”.

Recientemente, la misma noche que un equipo de investigación se encontraba en el local preparando los dispositivos electrónicos, digitales e informáticos , saltaron hechos pedazos varios cristales sin ningún motivo aparente, un lavaplatos que nos estaba enchufado comenzó a funcionar y a expulsar agua caliente, los cuadros cayeron de su ubicación en las paredes y la vitrina de cristal curvo y térmico estalló pese a la dureza que se le presuponía. La demostración fue sencillamente increíble.
¿Qué puede estar provocando esta serie de fenómenos en el restaurante “Viandas”?

La pregunta no es sencilla de responder. El lugar está cargado de historia y está ubicado muy próximo a la Plaza de la Encarnación, lugar donde recientemente han sido localizados restos arqueológicos de las épocas tardo-romana y almohade de la ciudad, para más curiosidades decir que la calle Arguijo es perpendicular a la fachada de la que fuese última residencia (por su expulsión) en Sevilla de los religiosos de la compañía de Jesús e incluso recientemente en el mismo conjunto de la edificación se descubrió una cripta con ubicación a la calle Laraña ,si bien el descubrimiento lo realizó D. Francisco Collantes de Terán en los años 50. En el año 1956 se reedifica el edificio y no se conservan los restos siendo cegados por el arquitecto Luis Gómez Estern quién creó una cripta de cemento para proteger los restos. Se cree que esta cripta es de sumo valor a tenor de las palabras del arqueólogo sevillano Javier Verdugo :” Se hace un acceso a unos restos arqueológicos, hay que respetarlo siempre. Desde ese momento pertenecen al Estado, por lo que es una barbaridad que se hayan taponado”. La zona tiene un gran valor ya que hay pocos restos almohades en Sevilla y tal vez podía ser un inicio de que en el lugar hubieran más restos. ¿Víctima de su propia Historia?

Pero el edificio también tiene una historia esotérica y ocultista encerrada en su interior...El local fue ,en otras épocas, un bar denominado como “Las Nuevas Columnas” (1995), Mesón “Sevilla Barbadillo” (1988), Textil San Carlos y anteriormente “Ferretería-Juguetería Victor Rojo”. Curiosamente durante el periodo de 1988 a 1995 el local estuvo dedicado también a la restauración y al alquiler de habitaciones adquiriendo cierta fama al saberse “vox populi” que se realizaban sesiones de oui-ja y otras prácticas espiritistas en sus habitaciones. Prácticas habituales que a decir de sus protagonistas: “en más de una ocasión nos llevábamos más de un sustillo...”

En 1995 el local es traspasado y continúa su explotación ,como restaurante y hospedaje, siendo durante este periodo de tiempo cuando se registra un hecho que es muy a destacar: una persona relacionada con los propietarios del establecimiento y muy vinculada al lugar se quita la vida siendo ,dicho por los testigos, el espíritu del suicida –cuya identidad no estamos autorizados a desvelar- el que hoy convierte sus jornadas laborales en auténticas pesadillas.

¿Un pasado histórico, el espectro de alguna “oui-ja”, un ahorcado o una combinación de todas ellas? Cualquier explicación podría resultar factible a este impresionante caso.
¿Apoteosis final?

El último capítulo no dejó de sorprendernos...Durante el pasado mes de Agosto ,estando realizando pruebas en el lugar como parte de nuestra investigación paranormal, nos dejó perplejos el comprobar “in situ” todos los fenómenos indicados pese a nuestro demostrado escepticismo. Los cambios de temperatura eran notables dándonos bajadas de temperaturas de hasta 17ºC en las calurosas estancias de la última planta que son ,en su mayoría, habitaciones independientes y desahitadas cuya temperatura media es de unos 30ºC -en estas fechas de madrugada-, mientras que en las contiguas o anexas se podía apreciar estos bruscos descensos térmicos..., en esta planta no existen aparatos de aire acondicionado o refrigeración que puedan influir a provocar dicho fenómeno de enfriamiento. Pudimos ser testigos de cómo se caían los cuadros o de cómo la vitrina saltaba echa añicos...De cómo las puertas aparecían abiertas o cerradas pese a los cerrojos sin que nadie lo hiciera... Sombras en las escaleras que inquietaron a todos los presentes –cuyo audio quedó fielmente reflejado en las cámaras de vídeo que se encontraban grabando- en una escalera y planta donde se comprobó que estaban totalmente desalojadas y siendo precintadas para tal efecto para garantizar su aislamiento, con material imprimible en las baldosas y con haz de continuidad láser...allí no podía haber nada sin que saltaran las alarmas...y no saltaron pero las sombras parecían jugar con nosotros. Quizás, lo más impresionante fue el ver como las cámaras de vigilancia ,tanto de infrarrojos como de grabación estándar, captaban extrañas esferas luminosas que se formaban y deambulaban por la estancia superior tímidamente, del tamaño de una pelota de tenis, entrando y saliendo de las habitaciones o encaminándose hacia las escaleras...sin que hasta el momento hayan podido ser explicadas satisfactoriamente desde un punto de vista técnico, científico o racional.

miércoles, 22 de septiembre de 2010

PayBox

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domingo, 5 de septiembre de 2010

AQUELARRE


El Aquelarre

Se creía que las brujas celebraban reuniones nocturnas en las que adoraban al Demonio. Estas reuniones reciben diversos nombres en la época, aunque predominan dos: sabbat y aquelarre. La primera de estas denominaciones es casi con seguridad[16] una referencia antisemita, cuya razón de ser es la analogía entre los ritos y crímenes atribuidos a las brujas y los que según la acusación popular cometían los judíos. La palabra aquelarre, en cambio, procede del euskera aker (macho cabrío) y larre (campo), en referencia al lugar en que se practicaban dichas reuniones.

Según se creía, en los aquelarres se realizaban ritos que suponían una inversión sacrílega de los cristianos. Entre ellos estaban, por ejemplo, la recitación del Credo al revés, la consagración de una hostia negra, que podía estar hecha de diferentes sustancias, o la bendición con hisopo negro.[17] Además, casi todos los documentos de la época hacen referencia a opíparos banquetes (con frecuencia también a la antropofagia) y a una gran promiscuidad sexual. Una acusación muy común era la del infanticidio, o los sacrificios humanos en general.

La principal finalidad de los aquelarres era, sin embargo, siempre según lo considerado cierto en la época, la adoración colectiva del Diablo, quien se personaba en las reuniones en forma humana o animal (macho cabrío, gato negro, etc). El ritual que simbolizaba esta adoración consistía generalmente en besar el ano del Diablo (osculum infame). En estas reuniones, el Diablo imponía también supuestamente su marca a las brujas, y les proporcionaba drogas mágicas para realizar sus hechizos.

Se creía que los aquelarres se celebraban en lugares apartados, generalmente en zonas boscosas. Algunos de los más célebres escenarios de aquelarres fueron las cuevas de Zugarramurdi (Navarra) y Las Güixas (cerca de Villanúa, en la provincia de Huesca) en España, el monte Brocken (mencionado en el Fausto de Goethe), en Alemania, Carnac en Francia; el nogal de Benevento y el paso de Tonale, en Italia. Se creía también que algunos aquelarres se celebraban en lugares muy lejanos de la residencia de las supuestas brujas, que debían por tanto hacer uso de sus poderes sobrenaturales para desplazarse volando: por ejemplo, se acusó a algunas brujas del País Vasco francés de asistir a aquelarres en Terranova.

Algunas fechas se consideraban también especialmente propicias para la celebración de aquelarres, aunque varían según las regiones. Una de ellas era la noche del 30 de abril al 1 de mayo, conocida como la noche de Walpurgis.


domingo, 22 de agosto de 2010

LA IGLESIA DE SATAN







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Quienes lean la obra del fundador de la Iglesia Satánica en busca de ridículos relatos sobre sectas y sacrificios humanos, se decepcionarán en la primera página.

Más cerca de la filosofía que de la teología, Anton Lavey analiza la condición humana desde un punto de vista diferente, buscando elevarla a un punto mas alto mediante la sinceridad y la búsqueda de conocimiento.

Condenada a ser malentendida, la obra cúlmine del Papa Negro busca con ahínco derrotar la ignorancia y el miedo que, irónicamente, nos impone el Cristianismo.
Una joya de la filosofía moderna

Los grupos y los movimientos satánicos son, sin duda, muy diversos. Algunos están relacionados entre sí, otros no; ciertos grupos son desconocidos hasta para las mismas personas que frecuentan el ambiente satánico. Hay sectas cuya existencia es efímera o casi virtual; otras, con el tiempo, dejan de actuar o en algún caso continúan de forma oculta; algunas actúan públicamente, otras de modo secreto. Por otra parte, casi todas sufren cismas con mucha frecuencia, es decir, que un grupo se divide en uno o más troncos, los cuales a su vez se separan en otras ramas y así sucesivamente.
En Estados Unidos se encuentra, sin duda, la mayor concentración de grupos satánicos que podríamos definir como conocidos, es decir, que actúan más o menos abiertamente; y es también en ese país donde podemos encontrar las mayores referencias bibliográficas sobre el satanismo contemporáneo. Entre los grupos conocidos que han surgido en Estados Unidos y están todavía en actividad encontramos: Church of Satan, Temple of Ser, Order of the Black Ram, Werewolf Order, Worldivide Church of Satanic Liberafion, Church of War. Entre aquellos que después de algunos años parece que han dejado de actuar encontramos: Church of Satanic Brotherhood, Brotherhood of the Ram, Our Lady of Endor Coven, The Sairanic Orthodox Church of Nethilum Rite, The Satanic Church; existen, además, organizaciones sobre las cuales es difícil establecer si han cesado o no su actividad, como, la denominada Ordo Templi Satanis cuyos escritos tienen cierta difusión a través de Internet.
Otro grupo satanista que ha tenido cierta notoriedad, también después de la observación que como participante ha hecho el sociólogo americano William Sims Baintiridge, es "The Process Church of the Final Judgement", surgido en 1965 en Inglaterra y difundido en algunos países, sobre todo en Estados Unidos antes de su escisión en dos grupos diversos; actualmente "The Process" se ha extinguido. En Inglaterra se ha detectado también la presencia de otras dos organizaciones satánicas conocidas: "Order of the Nine Angles" y "Dark Lily", mientras en Nueva Zelanda actúa el grupo Ordo Sinistra Vivendi, anteriormente denominado Order of the Left Hand Path. En Italia, entre las sectas satánicas de las que se sabe algo, porque de un modo u otro han llegado a la notoriedad de la crónica, podemos citar: Bambini di Satana, Chiesa di Sata na di Filippo Scerba Chiesa Luciferiana di Efrem Del Gatto, Impero Satánico della Luce deglo Inferí o Seguací del Maestro Loitan.
Existen también grupos que no se presentan como satánicos y que, por ejemplo, afirman que practican ritos paganos para entrar en armonía con las fuerzas ocultas de la naturaleza, pero en realidad ponen de manifiesto aspectos que permiten su ubicación dentro del multiforme mundo del satanismo.
Los ritos, los símbolos y las prácticas satánicas
Los ritos introducidos por cada secta se basan, muchas veces, en modificaciones aportadas a ritos preexistentes. De todos modos, en líneas generales se puede decir que los ritos satánicos sirven a los fines del celebrante y son un conjunto de gestos y de palabras orientados a provocar un cambio de las situaciones o acontecimientos que se considera que no se pueden obtener a través de medios o instrumentos comunes. Cuando por medio de tales ritos se pretende mandar una maldición o realizar algún hechizo, por ejemplo, con respecto a una persona concreta, se piensa que el mejor momento será por la noche, en un particular período de tiempo en el cual la persona está dormida (por ejemplo, dos horas antes de despertar); este es uno de los motivos por los cuales los ritos satánicos comienzan, en general, en las horas nocturnas; mientras que la elección de lugares precisos para realizarlos, dentro o fuera de la ciudad, probablemente depende de la posibilidad de organizar todo con cierta reserva y, en algunos casos, de la presencia en dicho lugar de cementerios o de iglesias desconsagradas. No se puede excluir que durante los ritos satánicos, algunos grupos lleguen a perpetrar actos de escarnio o profanación de cadáveres, violencias físicas incluso sobre menores y hasta homicidios rituales.
La agrupación en la cual se inspiran algunas sectas satánicas más recientes es la "Church of Satan", fundada en Estados Unidos en 1966 por Anton Szandor La Vey. El símbolo de esta secta es llamado sello de Baphomet o sea, la cabeza de un chivo dentro de un pentáculo invertido (estrella de cinco puntas boca abajo), inscrito en un círculo con cinco letras hebreas en el extremo de cada punta y todo esto, a su vez encerrado en otro círculo. La Vey es autor de tres libros, que constituyen un punto de referencia para el mundo satánico contemporáneo: The Satanic Bible, Complete Witch, Me Satanic Rituals. En este último se encuentran diversos ritos oficiados en latín, inglés francés y alemán.
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El rito principal de todo grupo satanista, es decir, la misa negra, ha sido descrito por La Vey tanto en "The Satanic Bible" como en "The Satanic Rituals". Los diversos grupos satánicos introducen modificaciones respecto al rito aplicado por La Vey, quien lo ha establecido siguiendo el modelo de las más antiguas misas negras europeas, y que se inspira, entre otros, en los escritos del poeta francés Charles Baudelaire (1821-1867) y del escritor Charles Georges Huysmans (1848-1907).


La misa negra
El rito es oficiado por un celebrante, un diácono y un subdiácono; como instrumentos se usan algunos cirios un pentáculo invertido, un cáliz lleno de vino o de licor, una campanilla, una espada, un aspersorio o falo, y un crucifijo invertido; también se usa una Hostia auténticamente consagrada. El altar de la misa negra es una mujer desnuda y los participantes llevan vestidos negros con capucha. El rito imita, más o menos, el de la misa católica con las oraciones recitadas en latín, inglés y francés. Naturalmente, en lugar de invocar el nombre de Dios se invoca el de Satanás; se invocan nombres de diversos demonios; se recita el Padre nuestro en sentido contrario y negativo (padre nuestro que estás en el infierno); se lanzan invectivas contra Jesucristo, y la Hostia es profanada de varias maneras (utilizándola en prácticas sexuales, pisoteándola repetidamente con odio).
Las creencias satánicas
Las creencias satánicas pueden variar de uno a otro grupo. Por ejemplo, hay quien ve en Satanás un ser más o menos simbólico, expresión al mismo tiempo, de la transgresión y del racionalismo; y en los ritos, una especie de psicodrama brutal que tiene por finalidad liberar al fiel de los condicionamientos religiosos, morales y culturales que provienen de su ambiente. Algunos satanistas que se reconocen en esta descripción afirman que "el Satanismo es una religión de la carne. Para el satanista la felicidad se debe encontrar aquí y ahora. No existe el cielo para ir después de la muerte y tampoco el infierno de fuego como castigo para el pecador". En cambio, hay quien ve en Satanás un ser real, príncipe de las tinieblas, al cual es posible dirigirse mediante rituales mágicos para obtener favores de diverso género. Y también quien ve en Satanás, particularmente en Lucifer, una figura positiva que se opone a la acción del Dios de la tradición judeo-cristiana, considerada negativa.
En general, es difícil dar una definición unívoca de las creencias a las que se refiere una determinada secta satánica. Por ejemplo, el satanismo introducido por la Vey, en algunos aspectos ve el mal como fuerza vital e impersonal, objeto de un culto - a través de rituales precisos- por medio del cual se pueden dominar las facultades destructivas propias de tal fuerza; por otro lado, resulta claro que La Vey, en algunos ritos -aunque en clave metafórica- se dirige al demonio como a un ser personal, creando, por lo tanto, la ambigüedad de fondo, que es típica del ambiente satanista. Se puede notar una ulterior contradicción en quien practica los absurdos rituales de la Church of Satan, en los cuales hay una precisa y virulenta contraposición al Evangelio, a la Iglesia y a su liturgia: si una persona no cree ni en Satanás, ni en Dios, ni en la Iglesia, ni en el Sacrificio eucarístico, no se ve por qué se deba empeñar tan fanáticamente en las misas negras.
La aproximación al ambiente del satanismo
Algunos de los caminos por los cuales es más fácil entrar en contacto con un grupo satanista son: la frecuentación de ambientes esotéricos, mágicos y ocultistas hasta llegar a habituarse a las ideas y prácticas de los mismos, y al deseo de ir más allá para experimentar nuevas vías de conocimiento; la participación en reuniones espiritistas para la evocación de seres particulares, en las cuales no es difícil que se llegue a la invocación de espíritus demoníacos y donde se puede encontrar a quien participa también en ritos satánicos; el recurso a los magos para afrontar problemas de diverso género que, como muchas veces se prolongan en el tiempo, se trata de solucionar hasta con el recurso a la llamada magia negra, la cual casi inevitablemente introduce en el mundo de los ritos satánicos llevados a cabo por individuos o grupos más o menos organizados; la atracción idolátrica que se manifiesta con respecto a ciertos cantantes y grupos de música rock, a los cuales se permite -mediante el mensaje de sus canciones- blasfemar e invitar al suicidio, al homicidio, a la violencia, a la perversión sexual, al uso de droga, a la necrofilia y a la implicación en el satanismo.
Los motivos que llevan a la práctica de ritos satánicos son muy diversos y entre éstos podemos encontrar: la convicción de obtener ventajas materiales de diverso tipo, incluso con perjuicio para otras personas; la voluntad de "contestar" a la sociedad de modo excéntrico y transgresivo; una morbosa atracción hacia lo que es pavoroso y horrendo, tal vez dictada por el deseo inconsciente de exorcizar los propios miedos; la respuesta violenta a traumas, a veces sufridos en la infancia; la adquisición de poderes particulares que se cree que pueden obtenerse por medio de conocimientos ocultos y por la participación en determinados ritos; la satisfacción de desviaciones sexuales a través de experiencias inusuales, que tienen como base algo de oscuro y ritual.
Diversos problemas de la sociedad contemporánea contribuyen, ciertamente, a hacer que el terreno para la siembra satánica sea más fértil, y entre éstos encontramos: la soledad del individuo dentro de la masa impersonal y amorfa; el impacto con ambientes que denigran al cristianismo o que en su propia visión tratan de diluirlo; la disgregación de la familia a causa del debilitamiento o de la pérdida de la fe en Dios, único que puede darle amor, armonía y unidad.
Hay actitudes que, por así decirlo, "hacen el juego" al satanismo, porque más o menos conscientemente dan impulso a la difusión del mismo en la sociedad actual. La primera actitud es la de subestimar este fenómeno, considerándolo un hecho marginal, sin ninguna importancia o relevancia; una especie de juego de sociedad o de rol, cuya posible perversidad puede, de todos modos, ser socialmente tolerada.
Otra actitud, que podemos considerar como opuesta a la primera, es la sobrevaloración del fenómeno, que se considera excesivamente difundido, viendo en los grupos satánicos organizaciones que siempre y en todas partes se dedican a actividades criminales (aunque no se tengan fundados elementos para hablar de crímenes cometidos por tales grupos) capaces de incidir en la sociedad de modo fuertemente peligroso y desestabilizador, con las posibles consecuencias de crear reacciones de fobia satanista o de caza al satanista.
Una tercera actitud es la que se puede definir corno fobia antisatanista, derivada de la difusión -casi como posición tomada- de una crítica excesiva y sistemática, algunas veces también infundada, a las organizaciones que se oponen al satanismo; se las ve como instituciones particularmente influyentes y en condiciones de inducir a conductas socialmente dañinas, aunque las mismas se colocan correctamente desde el punto de vista científico, cultural o religioso frente a ese fenómeno.

Entre las muchas preguntas que muchos se hacen en relación con el problema del satanismo, está la que tiene por objeto la posibilidad de ver en él una acción explícita del maligno, por ejemplo, mediante la posesión diabólica de quien participa en ritos satánicos.Tal acción no consiste tanto en la manifestación de fenómenos sobrenaturales, cuanto en una exasperada aversión hacia Dios, Jesucristo, la Virgen María, la Iglesia y todas las cosas santas. Los posibles casos de posesión diabólica que se pueden encontrar entre quienes participan deliberadamente en actividades satánicas, se pueden considerar casos de tipo -por así decir- activo y no pasivo, que derivan del hecho de que son las mismas personas las que voluntariamente se ofrecen al demonio.
De todos modos, el principal problema social, ético y cultural de la aceptación de las ideas y prácticas satanistas consiste en que con ello se llega a aprobar una completa inversión de los valores: lo que objetivamente es equivocado, malo y moralmente desordenado, se asume como modelo justo y liberador para proponerlo a los demás; además, la asunción, típica del ambiente satánico, del lema crowleyano: "Hacer lo que quieras será toda la ley", lleva inevitablemente al hombre a considerar que en realidad la propia libertad no termina donde comienza la de los demás. Para concluir, después, con la constatación de que el hombre que diviniza la materia, que se considera dios y así se sitúa en el lugar del Creador, inevitablemente va al encuentro de la amarga e inevitable realidad de la propia finitud y de la impotencia humana, sufriendo contragolpes que pueden arrastrarlo a serias consecuencias psicofísicas con caídas de tipo depresivo.
El satanismo muestra, sin duda, una fuerte carga emocional y de evasión hacia lo irracional, que en algunos aspectos es encubierta por una paradójica apariencia pseudo-racional que se busca como justificación. El mal profundo que proviene de todo esto asume aspectos y motivaciones personales y oscuras; se concreta en los pecados personales y tiene como común denominador de los diversos ritos, símbolos, prácticas y creencias, la negación de la recta razón y una herida profunda a la integridad de la persona humana, cosa que se manifiesta en las aberraciones sexuales, en la sed de poder, en la búsqueda desmedida de dinero o de éxito, en un narcisismo exasperado; todos esos elementos alejan del amor a Dios y al prójimo, y de la búsqueda del verdadero bien personal y común.

En este mundo, en donde casí siempre se tiene la impresión de que el mal -como quiera que se entienda- vence al bien, creo que es cada vez más urgente dirigir a todos la exhortación del Santo Padre: "No tengáis miedo". Esta tranquilidad sólo puede surgir de la convicción de que la liberación del mal y la salvación pasan a través de la obra redentora de Jesucristo, único Salvador del hombre.

jueves, 12 de agosto de 2010

SOY LA PUERTA

Richard y yo estábamos sentados en el porche de mi casa, mirando las dunas del Golfo. El humo de su cigarro se enroscaba mansamente en el aire, alejando a los mosquitos. El agua tenía un fresco color celeste y el cielo era de un color azul más profundo y auténtico. Era una combinación agradable.
-Tú eres la puerta -repitió Richard reflexivamente-. ¿Estás seguro de que mataste al chico... y de que no fue todo un sueño?
-No fue un sueño. Y tampoco lo maté... ya te lo he explicado. Ellos lo hicieron. Yo soy la perta.
Richard suspiró.
-¿Lo enterraste?
-Si.
-¿Recuerdas dónde?
-Si. -Hurgué en el bolsillo de la pechera y extraje un cigarrillo. Mis manos estaban torpes con sus vendajes. Me escocían espantosamente-. Si quieres verla, tendrás que traer el "buggy" de las dunas. No podrás empujar esto -señalé mi silla de ruedas-, por la arena.
El "buggy" de Richard era un "Wolkswagen 1959" con neumáticos grandes como cojines. Lo usaba para recoger los maderos que traía la marea. Desde que había dejado su actividad de agente inmobiliario en Maryland, vivía en Key Caroline y confeccionaba esculturas con los maderos de la playa, que luego vendía a los turistas de invierno a precios desorbitados.
Le dio una chupada a su cigarro y miró el Golfo..
-Aún no. ¿Quieres volver a contarme la historia?
Suspiré y traté de encender mi cigarrillo. Me quitó las cerillas y lo hizo él. Di dos chupadas, inhalando profundamente. El prurito de mis dedos era enloquecedor.
-Está bien -asentí-. Anoche a las siete estaba aquí afuera, contemplando el Golfo y fumando, igual que ahora, y...
-Remóntate más atrás -me exhortó.
-¿Más atrás?
-Háblame del vuelo.
Sacudí la cabeza.
-Richard, lo hemos repasado una y otra vez. No hay nada...
Su rostro arrugado y fisurado era tan enigmático como una de sus esculturas de madera pulida por el océano.
-Es posible que recuerdes -dijo-. Es posible que ahora recuerdes.
-¿Te parece?
-Quizá sí. Y cuando hayas terminado, podremos ira buscar la tumba.
-La tumba -repetí-. La palabra tenía un acento hueco, atroz, más tenebroso que todo lo demás, más tenebroso que todo lo demás, más tenebroso aún que aquel tétrico océano por donde Cory y yo habíamos navegado hacía cinco años. Tenebroso, tenebroso, tenebroso.
Bajo las vendas, mis nuevos ojos escrutaron ciegamente la oscuridad que las vendas les imponían. Escocían.

Cory y yo entramos en la órbita impulsados por el Saturno 16, aquel que los comentaristas denominaban el cohete Empire State Building. Era una mole, sí señor. Comparado con él, el viejo Saturno 1-B parecía un juguete, y para evitar que arrastrase consigo la mitad de Cabo Kennedy había que lanzarlo desde un silo de setenta metros de profundidad.
Sobrevolamos la Tierra, verificando todos nuestros sistemas, y después nos disparamos. Rumbo a Venus. El Senado quedó atrás, debatiendo un proyecto de ley sobre nuevos presupuestos para la exploración del espacio profundo, mientras la camarilla de la NASA rogaba que descubriéramos algo, cualquier cosa.
-No importa qué -solía decir Don Lovinger, el niño prodigio del Proyecto Zeus, cada vez que tomaba unas copas de más-. Tenéis todos los artefactos, más cinco cámaras de TV reacondicionadas y un primoroso telescopio con un trillón de lentes y filtros. Encontrad oro o platino. Mejor aún, encontrad a unos bonitos y estúpidos hombrecillos azules, para que podamos estudiarlos y explotarlos y sentirnos superiores a ellos. Cualquier cosa. Para empezar, nos conformaríamos con el fantasma de Blancanieves.
Cory y yo estábamos ansiosos por complacerle, a poco que fuera posible. El programa de exploración del espacio profundo había sido siempre un fracaso. Desde Borman, Anders y Lovell que habían entrado en órbita alrededor de la Luna, en 1968, y habían encontrado un mundo vacío, hostil, semejante a una playa sucia, hasta Markhan y Jacks, que se posaron en Marte quince años más tarde y encontraron un páramo de arena helada y unos pocos líquenes maltrechos, el programa había sido un fiasco costoso. Y había habido bajas. Pedersen y Lederer, que girarían eternamente alrededor del Sol porque todo había fallado en el penúltimo vuelo Apolo. John Davis, cuyo pequeño observatorio en órbita había sido perforado por un meteorito a pesar de que sólo existía una posibilidad entre mil de que se produjera semejante accidente. No, el programa espacial no prosperaba. Tal como estaban las cosas, el vuelo orbital alrededor de Venus sería nuestra última oportunidad de cantar victoria.
Fue un viaje de dieciséis días -comimos un montón de concentrados, jugamos muchas partidas de naipes, y nos contagiamos mutuamente un resfriado- y desde el punto de vista técnico fue un paseo. Al tercer día perdimos un transformador de humedad atmosférica, recurrimos al dispositivo auxiliar, y eso fue todo, con excepción de algunas nimiedades, hasta el regreso. Vimos cómo Venus crecía y pasaba del tamaño de una estrella al de una moneda de veinticinco céntimos y luego al de una bola de cristal lechoso, intercambiamos chistes con el control de Huntsville, escuchamos cintas magnetofónicas de Wagner y los Beatles, vigilamos los dispositivos automáticos que lo abarcaban todo, desde las mediciones del viento solar hasta la navegación del espacio profundo. Practicamos dos correcciones de rumbo a mitad de trayecto, ambas infinitesimales, y después de nueve días de vuelo Cory salió de la nave y martilleó la AEP retráctil hasta que ésta se decidió a funcionar. No pasó nada raro hasta que...
-La AEP -me interrumpió Richard-. ¿Qué es eso?
-Un experimento frustrado. La jerga de la NASA para designar la Antena de Radio Profundo... Irradiábamos ondas pi a alta frecuencia para cualquiera que se dignara escucharnos. -Me froté los dedos contra los pantalones pero fue inútil. En todo caso empeoró el prúrito-. El mismo principio del radiotelescopio de West Virginia..., tú sabes, el que escucha a las estrellas. Sólo que en lugar de escuchar, trasmitíamos, sobre todo a los planetas del espacio profundo: Júpiter, Saturno, Urano. Si hay vida inteligente en ellos, en ese momento se estaba echando una siesta.
-¿El único que salió fue Coy?
-Si .Y si introdujo una peste interestelar , la telemetría no la detectó.
-Igualmente...
-No importa -proseguí, irritado-. Sólo interesa el aquí y el ahora. Anoche ellos asesinaron a ese chico, Richard. No fue agradable verlo... ni de sentirlo. Su cabeza... estalló. Como si alguien le hubiese ahuecado los sesos y le hubiera introducido una granada de mano en el cráneo.
-Termina el relato -dijo Richard.
Lancé una risa hueca.
-¿Qué quieres que te cuente?


Entramos en una órbita excéntrica alrededor del planeta. Una onda radical, declinante, de noventa por ciento quince kilómetros. En la segunda pasada nuestro apogeo estuvo más alto y el perigeo más bajo. Disponíamos de un máximo de cuatro órbitas. Recorrimos las cuatro. Le echamos una buena mirada al planeta. Más de seiscientas fotos y Dios sabe cuántos metros de película.
La capa de nubes está formada en partes iguales por metano, amoniaco, polvo y mierda voladora. Todo el planeta se parece al Gran Cañón en un túnel de viento. Cory calculó que el viento soplaba a unos novecientos por hora cerca de la superficie. Nuestra sonda transmitió durante todo el descenso y después se apagó con un gemido. No vimos vegetación ni rastros de vida. El espectroscopio sólo detectó vestigios de minerales valiosos. Y eso era Venus. Nada de nada..., con una sola salvedad: me asustó. Era como girar alrededor de una casa embrujada en medio del espacio. Sé que ésta no es una definición muy científica, pero viví sobrecogido por el miedo hasta que nos alejamos de allí. Creo que si se nos hubieran parado los cohetes, me habría degollado en medio de la caída. No es como en la Luna. La Luna es desolada pero relativamente antiséptica. El mundo que vimos era totalmente distinto de cuantos se habían visto antes. Quizá sea una suerte que esté cubierto por el manto de nubes. Parecía una calavera descarnada... Ésta es la única analogía que se me ocurre.
Durante el vuelo de regreso nos enteramos de que el Senado había resuelto reducir a la mitad el presupuesto para la exploración espacial. Cory dijo algo así como "parece que volvemos a la época de los satélites meteorológicos, Artie". Pero yo estaba casi contento. Quizás el espacio no es un buen lugar para nosotros.
Doce días más tarde Cory estaba muerto y yo había quedado lisiado para toda la vida. Todas las desgracias me ocurrieron durante el descenso. Falló el paracaídas. ¿Qué te parece esta ironía? Habíamos pasado más de un mes en el espacio, habíamos llegado más lejos que cualquier otro ser humano, y todo terminó mal porque un tipo con prisa por tomarse un descanso dejó que se enredaran unos cordeles.
La caída fue violenta. Un tripulante de uno de los helicópteros dijo que nos precipitamos del cielo como un bebé gigantesco, con la placenta flameando atrás. Cuando nos estrellamos me desvanecí.
Recuperé el conocimiento mientras me transportaban por la cubierta del Portland. Ni siquiera habían tenido tiempo de enrollar la alfombra roja que teóricamente deberíamos haber recorrido. Yo sangraba. Sangraba y me llevaban a la enfermería sobre una alfombra roja que no estaba ni remotamente más roja como yo...
-...Pasé dos años en el hospital de Bethesda. Me dieron la Medalla de Honor y una fortuna y esta silla de ruedas. Al año siguiente vine aquí. Me gusta ver cómo despegan los cohetes.
-Lo sé. -Richard hizo una pausa-. Muéstrame las manos.
-No. -La respuesta fue inmediata y vehemente-. No pudo permitir que ellos vean. Te lo he advertido.
-Han pasado cinco años -dijo Richard-. ¿Por qué ahora, Arthur? ¿Me lo puedes explicar?
-No lo sé. ¡No lo sé! Quizás eso, sea lo que fuere, tiene un largo período de gestación. ¿Y quién puede asegurar, además, que me contaminé en el espacio? Eso, lo que sea, pudo haberse implantado en Fort Lauderdale. O tal vez en este mismo porche. Qué se yo.
Richard suspiró y contempló el agua , ahora enrojecida por el sol del crepúsculo.
-Procuro creerte, Arthur, no quiero pensar que estás perdiendo la chaveta.
-Si es indispensable, te mostraré las manos -respondí. Me costó un esfuerzo decirlo-. Pero sólo si es indispensable.
Richard se levantó y cogió su bastón. Parecía viejo y frágil.
-Traeré el "buggy" e las dunas. Buscaremos al chico.
-Gracias, Richard.
Se encaminó hacia la huella accidentada que conducía a su cabaña: veía el tejado de ésta asomando sobre la Duna Mayor, la que atraviesa casi todo el ancho de Key Caroline. El cielo había adquirido un feo color ciruela, sobre el agua, en dirección al Cabo, y el fragor del trueno me llegó débilmente a los oídos.


No sabía cómo se llamaba el chico pero lo veía de vez en cuando, caminando por la playa al ponerse el sol, con l acriba bajo el brazo. El sol le había bronceado y estaba moreno, casi negro, y siempre vestía unos vaqueros deshilachados, tijereteados a la altura del muslo. Del otro lado de Key Caroline hay una placa pública, y en una jornada nada propicia un joven emprendedor puede reunir hasta cinco dólares, tamizando pacientemente la arena en busca de monedas enterradas. A veces le saludaba agitando la mano y él contestaba de igual manera, ambos con displicencia, extraños pero hermanos, eternos habitantes de ese mundo de derroche, de "Cadillacs", de turistas alborotadores. Supongo que vivía en la pequeña aldea apiñada alrededor de la estafeta, a casi un kilómetro de mi casa.
Cuando pasó esa tarde ya hacía una hora que yo estaba en el porche, inmóvil, alerta. Hacía un rato que yo estaba en el porche, inmóvil, alerta. Hacía un rato que me había quitado las vendas. El prurito había sido intolerable, y siempre se aliviaba cuando podían ver con sus ojos.
Era una sensación que no tenía parangón en el mundo: como si yo fuera un portal entreabierto a través del cual espiaban un mundo que odiaban y temían. Pero lo peor era que yo también podía ver, hasta cierto punto. Imaginad que vuestra mente es transportada al cuerpo de una mosca común, una mosca que mira vuestra propia cara con un millar de ojos. Entonces quizás empezaréis a entender por qué tenía las manos vendadas incluso cuando no había nadie cerca, nadie que pudiera verlas.
Empezó en Miami. Yo tenía que tratar allí con un hombre llamado Cresswell, un investigador del Departamento de Marina. Me controla una vez al año, porque durante un tiempo tuvo todo el acceso que es posible tener a los materiales secretos de nuestro programa espacial. No sé qué es exactamente lo que busca. Tal vez un destello taimado en mis ojos, o una letra escarlata en mi frente. Dios sabe por qué. La pensión que cobro es tan generosa que se vuelve casi embarazosa.
Cresswell y yo estábamos sentados en la terraza de su habitación, en el hotel, discutiendo el futuro del programa espacial norteamericano. Eran aproximadamente las tres y cuarto. Empezaron a picarme los dedos. No fue algo gradual. Se activó como una corriente eléctrica. Se lo mencioné a Cresswell.
-De modo que tocó una hiedra venenosa en esa islita escrofulosa -comentó sonriendo.
-El único follaje que hay en Key Caroline es un arbusto de palmito -respondí-. Quizás es la comezón del séptimo año .-Me miré las manos. Manos absolutamente vulgares. Pero me picaban.
Más tarde firmé el mismo viejo documento de siempre ("Juro solemnemente que no he recibido ni revelado ni divulgado ninguna información susceptible de...") y volví a Key Caroline. Tengo un antiguo "Ford", equipado con freno y acelerador de mano. Lo adoro..., me hace sentirme autosuficiente.
El trayecto de regreso es largo, por la Autopista 1, y cuando salí de la carretera y doblé por la rampa de salida de Key Caroline ya estaba casi enloquecido. Las manos me escocían espantosamente. Si alguna vez habéis la cicatrización de un corte profundo o de una incisión quirúrgica, quizás entenderéis la clase de comezón a la que me refiero. Algo vivo parecía estar arrastrándose por mi carne y horadándola.
El sol casi se había ocultado y me estudié cuidadosamente las manos bajo el resplandor de las luces del tablero. Ahora en las puntas de los dedos había unas pequeñas manchas rojas, perfectamente circulares, un poco por encima de la yema donde están las impresiones digitales y donde se forman callos cuando uno toca la guitarra. También había círculos rojos de infección entre la primera y segunda articulación de cada pulgar y de cada dedo, y en la piel que separaba la segunda articulación del nudillo. Me llevé los dedos de la mano derecha a los labios y los aparté rápidamente, con súbita repulsión. Dentro de mi garganta se había formado un nudo de horror, agodonoso y asfixiante. Los puntos donde habían aparecido las marcas rojas estaban calientes, afiebrados y la carne estaba blanda y gelatinosa, como la pulpa de una manzana podrida.
Durante el resto del trayecto traté de convencerme de que en verdad había tocado una hiedra venenosa sin darme cuenta. Pero en el fondo de mi mente germinaba otra idea chocante. En mi infancia había tenido una tía que había pasado los últimos diez años de su vida encerrada en un desván, aislada del mundo. Mi madre le llevaba los alimentos y estaba prohibido pronunciar su nombre. Más tarde me enteré de que había padecido la enfermedad de Hansen, la lepra.
Cuando llegué a casa telefoneé al doctor Flanders, que vivía en tierra firme. Me atendió su servicio de recepción de llamadas. El doctor Flanders estaba participando de un crucero de pesca, pero si se trataba de algo urgente el doctor Ballenger...
-¿Cuándo regresará el doctor Flanders?
-A más tardar mañana por la tarde. ¿Le parece...?
-Sí.
Colgué lentamente el auricular y después marqué el número de Richard. Dejé que la campanilla sonara doce veces antes de colgar. Permanecí un rato indeciso. La comezón se había intensificado. Parecía emanar de la carne misma.
Conduje la silla de ruedas hasta la biblioteca y extraje la destartalada enciclopedia médica que había comprado hace muchos años. El texto era exasperantemente vago. Podría haber sido cualquier cosa, o ninguna.
Me recosté contra el respaldo y cerré los ojos. Oí el tictac del viejo reloj marino montado sobre la repisa, en el otro extremo de la habitación. También oí el zumbido fino y agudo de un reactor que volaba hacia Miami. Y el tenue susurro de mi propia respiración.
Seguía mirando el libro.
El descubrimiento se infiltró lentamente en mí y después se implantó con aterradora brusquedad. Tenía los ojos cerrados pero seguía mirando el libro. Lo que veía era algo desdibujado y monstruoso, una imagen deformada, cuatridimensional, pero igualmente inconfundible, de un libro.
Y yo no era el único que miraba.
Abrí lo ojos y sentí la contracción de mi músculo cardíaco. La sensación se atenuó un poco, pero no por completo. Estaba mirando el libro, viendo con mis propios ojos las letras impresas y las ilustraciones, lo cual era una experiencia cotidiana perfectamente normal, y también lo veía desde un ángulo distinto, más bajo, y con otros ojos. No lo veía como un libro sino como algo anómalo, algo de configuración aberrante e intención ominosa.
Alcé las manos lentamente hasta mi rostro, y tuve una macabra imagen de mi sala transformada en una casa de horrores.
Lancé un alarido.
Unos ojos me espiaban entre las fisuras de la carne de mis dedos. Y en ese mismo instante vi cómo la carne se dilataba, se replegaba, a medida que esos ojos se asomaban insensatamente a la superficie.
Pero no fue eso lo que me hizo gritar. Había mirado mi propia cara y había visto un monstruo.


El "buggy" de las dunas bajó por la pendiente de la lona y Richard lo detuvo junto al porche. El motor ronroneaba intermitentemente. Hice rodar mi silla de ruedas por la rampa situada a la derecha de la escalinata común y Richard me ayudó a subir al vehículo.
-Muy bien, Arthur -dijo-. Tú mandas. ¿A dónde vamos?
Señalé en dirección al agua, donde la Duna Mayor finalmente empieza a menguar. Richard hizo un ademán de asentimiento. Las ruedas posteriores giraron en la arena y partimos. Yo solía burlarme de Richard por su manera de conducir, pero esa noche no lo hice. Tenía demasiadas cosas en las cuales pensar... Y demasiadas cosas para sentir. Ellos estaban disgustados con la oscuridad y me daba cuenta de que hacían esfuerzos por espiar entre las vendas, exigiéndome que se las quitara.
El "buggy" se zarandeaba y rugía entre la arena en dirección al agua, y casi parecía levantar vuelo desde la cresta de las dunas más bajas. A la izquierda, el sol se ponía con sanguinaria espectacularidad. Directamente enfrente y del otro lado del agua, las nubes oscuras avanzaban hacia nosotros. Los rayos zigzagueaban sobre el mar.
-A tu derecha -dije-. Junto a esa tienda.
Richard de tuvo el "buggy" junto a los restos podridos de la tienda, despidiendo un surtidor de arena. Metió la mano en la parte posterior y extrajo una pala. Respingué cuando la vi.
-¿Dónde? -preguntó Richard inexpresivamente.
-Allí -respondí, señalando.
Se apeó y se adelantó despacio por la arena, vaciló un segundo, y después clavó la pala en el suelo. Me pareció que excavaba durante un largo rato. La arena que despedía por encima del hombro tenía un aspecto húmedo. Las nubes eran más negras y estaban más altas, y el agua parecía furiosa e implacable bajo su sombra y en el reflejo rutilante del crepúsculo.
Mucho antes de que dejara de excavar me di cuenta de que no encontraría al chico. Lo habían cambiado de lugar. La noche anterior no me había vendado las manos, de modo que habían podido ver... y actuar. Si habían conseguido servirse de mí para matar al chico también podían haberlo hecho para trasladarlo, incluso mientras dormía.
-No hay nada aquí, Arthur.
Arrojó la parte sucia en la parte posterior del "buggy" y se dejó caer, cansado, en el asiento. La tormenta en ciernes proyectaba sombras movedizas, semicirculares, sobre la playa. La brisa cada vez más fuerte hacía repicar la arena contra la carrocería herrumbrada del vehículo. Me picaban los dedos .
-Me usaron para transportarlo -dije con voz opaca-. Están asumiendo el control, Richard. Están forzando su puerta para abrirla, poco a poco. Cien veces por día me descubro en pie delante de un objeto que conozco como una espátula, un cuadro, o un a lata de guisantes, sin saber cómo he llegado allí, y tengo las manos alzadas, mostrándoselo, viéndolo como lo ven ellos, como algo obsceno, como algo contorsionado y grotesco...
-Arthur -murmuró-. No, Arthur. Eso no. -Bajo la luz menguante su rostro tenía una expresión compungida-. Has dicho que estabas en pie delante de algo. Has dicho que transportaste el cuerpo del chico. Pero tú no puedes caminar, Arthur. Estás muerto de la cintura para abajo.
Toqué el tablero de instrumentos del "buggy" de las dunas.
-Esto también está muerto. Pero cuando lo montas puedes hacerlo marchar. Podrías hacerlo matar. No podría detenerse aunque quisiera. -Oí que mi voz aumentaba de volumen histéricamente-. ¿Acaso no entiendes que soy la puerta? ¡Ellos mataron al chico, Richard! ¡Ellos transportaron el cuerpo!
-Creo que será mejor que consultes a un médico -dijo con tono tranquilo-. Volvamos.
-¡Investiga! ¡Pregunta por el chico, entonces! Averigua...
-Dijiste que ni siquiera sabes cómo se llama.
-Debía de vivir en la aldea. Es un pueblo pequeño. Pregunta...
-Cuando fui a buscar el "buggy" telefoneé a Maud Harrington. No conozco a una persona más chismosa que ella, en todo el Estado. Le pregunté si había oído el rumor de que un chico no había vuelto anoche a su casa. Contestó que no.
-¡Pero tenía que vivir es esta zona! ¡Tenía que vivir aquí!
Arthur se dispuso a hacer girar la llave del encendido, pero le detuve. Se detuvo para mirarme y yo empecé a quitarme las vendas de las manos.
El trueno murmuraba y gruñía desde el Golfo.


No había consultado al médico ni había vuelto a llamar a Richard. Pasé tres semanas con las manos vendadas cada vez que salía. Tres semanas con la ciega esperanza de que desaparecieran. No eran un comportamiento racional, lo confieso. Si yo hubiera sido un hombre sano que no necesitaba una silla de ruedas para sustituir sus piernas, o que había vivido una vida normal, quizás habría recurrido al doctor Flanders o a Richard. Aun en mis condiciones podría haberlo hecho si no hubiera sido por el recuerdo de mi tía, aislada, virtualmente convertida en una prisionera, devorada en vida por su propia carne enferma. De modo que guardé un silencio desesperado y le pedí al cielo que me permitiera descubrir un día, al despertarme, que todo había sido una pesadilla.
Y poco a poco los sentí. A ellos. Una inteligencia anónima. Nunca me pregunté qué aspecto tenían ni de donde provenían. Habría sido inútil. Yo era su puerta, y su ventana abierta sobre el mundo. Recibía suficiente información de ellos para sentir su revulsión y su horror, para saber que nuestro mundo era muy distinto del suyo. La información también me bastaba para sentir su odio ciego. Pero igualmente seguían espiando. Su carne estaba implantada en la mía. Empecé a darme cuenta de que me usaban, de que en verdad me manipulaban.
Cuando pasó el chico, alzando la mano para saludarme con la displicencia de siempre, yo ya casi había resuelto llamar a Cresswell, a su número del Departamento de Marina. Había algo cierto en la teoría de Richard: estaba seguro de que lo que se había apoderado de mí me había atacado en el espacio profundo o en esa extraña órbita alrededor de Venus. La Marina me estudiaría pero no me convertiría en un monstruo de feria. No tendría que volver a ahogar un grito cuando me despertaba en la oscuridad crujiente y los sentía vigilar, vigilar, vigilar.
Mis manos se estiraron hacia el chico y me di cuenta de que no las había vendado. Vi los ojos que miraban en silencio, en la luz crepuscular. Eran grandes, dilatados, de iris dorados. Una vez había pinchado uno con la punta de un lápiz y había sentido que un olor insoportable me recorría el brazo. El ojo pareció fulminante con un odio impotente que fue peor que el dolor físico. No volví a pincharlo.
Y ahora estaban mirando al chico. Sentí que mi mente se disparaba. Un momento después perdí el control de mis actos. La puerta estaba abierta. Corrí hacia él por la arena, moviendo velozmente las piernas insensibles, como si éstas fueran maderos accionados por algún mecanismo. Mis propios ojos parecieron cerrarse y sólo vi con aquellos ojos extraterrestres: vi un monstruoso paisaje marino de alabastro rematado por un cielo semejante a una gran franja purpúrea, y vi una cabaña ladeada y corroída que podría haber sido la carroña de una desconocida bestia carnívora, y vi un ser abominable que se movía y respiraba y llevaba debajo del brazo un artefacto de madera y alambre, un artefacto compuesto por ángulos rectos geométricamente imposibles.
Me pregunto qué pensó él, ese pobre chico anónimo con la criba bajo el brazo y los bolsillos hinchados por una insólita multitud de monedas arenosas perdidas por los turistas, qué pensó él cuando los rayos postreros del sol cayeron sobre mis manos, rojas y fisuradas y fulgurantes con su carga de ojos, qué pensó cuando las manos batieron súbitamente el aire un momento antes de que estallara su cabeza.
Sé qué fue lo que pensé yo.
Pensé que había atisbado por encima del borde del universo y había visto ni más ni menos que los fuegos del infierno.


El viento tironeó de las vendas y las transformó en pequeños gallardetes flameantes a medida que las desenrollaba. Las nubes habían ocultado los vestigios rojos del crepúsculos, y las dunas estaban oscuras y cubiertas de sombras. Las nubes desfilaban y bullían sobre nuestras cabezas.
-Debes hacerme una promesa, Richard -dije, levantando la voz por encima del viento cada vez más fuerte-. Si tienes la impresión de que intento..., hacerte daño, corre. ¿Me entiendes?
-Si.
El viento agitaba y ondulaba su camisa de cuello abierto. Su rostro permanecía impasible, con los ojos reducidos a poco más que dos cavidades en la prematura oscuridad.
Cayeron las últimas vendas.
Yo miré a Richard y ellos miraron a Richard. Yo vi una cara que conocía desde hacía cinco años y que había aprendido a querer. Ellos vieron un monolito viviente, deforme.
-Los ves -dije roncamente-. Ahora los ves.
Se apartó involuntariamente. Sus facciones parecieron dominadas por un súbito pavor incrédulo. Un rayo hendió el cielo. Los truenos rodaban sobre las nubes y el agua se había ennegrecido como la del río Estigia.
-Arthur...
¡Qué inmundo era! ¿Cómo podía haber vivido cerca de él, cómo podía haberle hablado? No era un ser humano sino una pestilencia muda. Era...
-¡Corre! ¡Corre, Richard!
Y corrió. Corrió con grandes zancadas. Se convirtió en un patíbulo recortado contra el cielo imponente. Mis manos se alzaron, se alzaron sobre mi cabeza con un ademán aullante, aleteante, con los dedos estirados hacia el único elemento familiar de ese mundo de pesadilla: estirados hacia las nubes.
Y las nubes respondieron.
Brotó un rayo colosal, blanco azulado, que pareció marcar el fin del mundo. Alcanzó a Richard, lo envolvió. Lo último que recuerda es la fetidez eléctrica del ozono y la carne quemada.
Me desperté en mi porche, plácidamente sentado, mirando hacia la Duna Mayor. La tormenta había pasado y la atmósfera estaba agradablemente fresca. Se veía una tajada de luna. La arena estaba virgen, sin rastros del "buggy" de Richard.
Me miré las manos. Los ojos estaban abiertos pero vidriosos. Se hallaban extenuados. Dormitaban.
Sabía bien qué era lo que debía hacer. Tenía que echar llave a la puerta antes de que pudieran terminar de abrirla. Tenía que clausurarla definitivamente. Ya empezaba a observar los primeros signos de un cambio estructural en las mismas manos. Los dedos empezaban a acortarse... y a modificarse.
En la sala había una pequeña chimenea, y en verano me había acostumbrado a encender una fogata para combatir el frío húmedo de Florida. Prendí otra ahora, moviéndome de prisa. Ignoraba cuánto tardarían en captar mis intenciones.
Cuando vi que ardía vorazmente me encaminé hacia la cuba de queroseno que había en la parte posterior de la casa y me empapé ambas manos. Se despertaron de inmediato, con un alarido de dolor. Casi no pude llegar de vuelta a la sala, y a la fogata. Pero lo conseguí.


Todo eso sucedió hace siete años.
Aún estoy aquí, contemplando el despegue de los cohetes. Últimamente se han multiplicado. Éste es un gobierno que da importancia a la exploración espacial. Incluso se habla en enviar otra serie de sondas tripuladas a Venus.
Averigüé el nombre de chico, aunque eso ya no importa. Tal como sospechaba, vivía en la aldea. Pero su madre creía que pasaría aquella noche en tierra firme, con un amigo, y no dio la alarma hasta el lunes siguiente. En cuanto a Richard..., bien, de todos modos la gente opinaba que Richard era un bicho raro. Piensan que tal vez volvió a Maryland o se fugó con alguna mujer.
A mí me toleran, aunque tengo fama de ser excéntrico. Al fin y al cabo, ¿cuántos exastronautas les escriben regularmente a los funcionarios electos de Washington para decir que sería mejor invertir en otra cosa el dinero que se asigna a la exploración espacial?
Yo me apaño muy bien con estos garfios. Durante el primer año los dolores fueron atroces, pero el cuerpo humano se acostumbra a casi todo. Me puedo afeitar e incluso me ato los cordones de los zapatos. Y como véis, escribo bien a máquina. Creo que no tendré problemas para meterme la escopeta en la boca ni para apretar el gatillo. Veréis, esto empezó hace tres semanas.
Tengo sobre el pecho un círculo perfecto de doce ojos dorados.
SK

miércoles, 21 de julio de 2010

DICCIONARIO INFERNAL II




MALDICIONES DE CINE



Todos solemos decir que no creemos en maldiciones, hasta que nos sucede algo extraño o inexplicable. Esto le ocurrió a varios personajes del cine con películas que hoy recordamos como 'malditas'. Descubre cuáles son y tiembla cuando las vuelvas a ver...

* El cuervo (1994)
Posiblemente sea la película mas nombrada cuando hablamos de maldiciones en el cine. Esto se debe a que su estrella, Brandon Lee (hijo de Bruce Lee), murió durante el rodaje de una de las escenas tras ser disparado con un arma que se suponía que no estaba cargada. Los técnicos no se percataron en su momento que el tambor aun tenía una bala antigua. En el guión, El Cuervo era asesinado la noche antes de su boda, y el propio Lee iba a casarse una vez acabado el rodaje.

* Poltergeist (Fenómenos extraños) (1982)
Sin dudas, esta producción escrita por Steven Spielberg y dirigida por Tobe Hooper es la que cuenta con mayor cantidad de situaciones inexplicables... ¿O mera casualidad? Cuatro muertes están asociadas a esta trilogía en un periodo de seis años, y muchos lo relacionan a un evento siniestro que sucedió en el rodaje de la primera película. Durante una de las escenas se utilizaron cadáveres reales en una piscina con la intención de provocar más terror en los actores.

- La joven estrella de la película, Heather O’Rourke, murió con tan solo 12 de años de un shock séptico justo antes del estreno de la tercera cinta.
- Su hermana en la pantalla, Dominique Dunne, fue estrangulada por su novio.
- El actor Julian Beck, que daba vida a uno de los espíritus, murió de cáncer.
- Y Will Sampson, uno de los espíritus buenos, falleció tras un transplante.

* Superman
Interpretar al hombre mas poderoso del planeta le ha traído problemas a más de un actor a lo largo de las adaptaciones del personaje.
- George Reeves, que dio vida a Superman en la serie de los años 50, falleció en 1959 por un disparo en la cabeza. La causa se calificó de suicidio, pero como sus huellas nunca fueron encontradas en el arma, el caso sigue sin quedar claro.
- Christopher Reeve. Después de cuatro exitosas películas como Superman, se cayó de un caballo en 1995 quedando paralizado de la cintura hacia abajo. Falleció nueve años mas tarde.
- Richard Pryor, actor secundario en “Superman III”, fue diagnosticado con esclerosis múltiple.
- Margot Kidder, la ‘Lois Lane’ de las películas sufrió de desorden bipolar toda su vida.
- Lee Quigley, que interpretó a un joven Superman en la película de 1978, falleció por inhalación de solventes a los 14 años.

Por otro lado también están los actores que han visto cómo sus carreras se acababan después de "Superman":
- Dean Cain, el actor que interpretó al superhéroe en la serie "Lois y Clark: Las nuevas aventuras de Superman".
- Brandon Routh, el último actor en atreverse con el personaje en "Superman Returns", no ha vuelto a ser nombrado desde el estreno del filme en 2006.



* El exorcista (1973)
¿Porque no se atreven a hacer un remake de “El exorcista”, la película más aterradora de la historia? ¿Será porque es imposible conseguir el mismo éxito y terror? ¿O por temor a lo que pueda suceder?

Algunos familiares de los actores involucrados en la película de William Friedkin murieron durante el rodaje, como un hermano de Max Von Sydow o el abuelo de Linda Blair. Al igual que parte del equipo. Jack McGowen, un actor con un pequeño papel en la cinta, falleció de un paro cardíaco tras acabar el filme. Aquellos involucrados en el rodaje afirmaban que sucedían cosas extrañas, como incendios inexplicables. El pánico fue tal que se convocó a un cura real para que bendijera el set.

* La profecia (1976)
La película de Richard Donner fue todo un éxito tras su estreno, pero durante el rodaje se sucedieron varios sucesos extraños... Accidentes de coche, como por ejemplo el que sufrió el propio realizador tras una noche de rodaje, quedando atrapado entre dos vehículos. O la muerte de un guarda de los leones que se grabaron en el Windsor Safari Park. O el vuelo que cogió el actor Gregory Peck en Los Ángeles que fue golpeado por un rayo, y ocho horas más tarde le sucedió lo mismo al guionista David Seltzer en otro avión.

En el rodaje de la secuela el equipo completo se contagió de gripe aunque no había ningún aviso de posible contagio.

* La semilla del Diablo (1968)
La película de Roman Polanski sobre una mujer que da a luz al demonio, también está rodeada de misterios. Un año después del estreno, la esposa del director, Sharon Tate, fue asesinada por la familia Manson cuando estaba embarazada de ocho meses. En 1969, el productor William Castle fue llevado al hospital por insuficiencia renal, y según los testigos, gritó “Rosemary, por Dios, suelta el cuchillo”. El encargado de la banda sonora, Krzysztof Komeda, estaba internado en el mismo hospital falleciendo poco después por un coágulo de sangre, la misma muerte que sufre Hutch, el amigo de Rosemary en la película.



* El coche de James Dean
El Porsche Spyder en el que murió la estrella de "Rebelde sin causa", también está relacionado a una maldición. Las primeras víctimas fueron dos mecánicos que mientras descargaban el vehículo se rompieron las piernas. Luego, el motor y el tren de transmisión fueron adquiridos por dos hombres diferentes, Troy McHenry y William Eschrid. La primera vez que ambos condujeron los coches que tenían esas partes, perdieron el control. McHenry chocó contra un árbol y murió en el acto, mientras que Eschrid sufrió un grave accidente.

viernes, 9 de julio de 2010

CUENTO DE TERROR

POSESION FANTASMAL II




Cuando las cosas empezarón amoverse, me parecia raro, pero no tenía miedo, lo terrible empezó cuando un día llegó a casa el repartidor del butano y las tijeras se lanzarón a una velocidad vertiginosa hacia su cara. Un poco más y le mata. Poco después llame a la Polcía Municipal porque ya no podía aguantar más lo que estaba sucediendo en mi casa y queria que alguien viese que era cierto. Cuando estaba dentro, un tubo de desodorante se lanzó contra su cabeza y le salio un chichón. El tubo se rompio del impacto.>>
Pero no son únicamente los fenómenos Poltergueist lo que esta sucediendo en la casa de Burjasot. Tamién hay apariciones fantasmagóricas que incitan a Soledad al suicidio.
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Estos extraños sucesos solo ocurren cuando Soledad está en el interior de su casa, ya sea sola o acompañada de sus familiares o amigos, nunca cuando ella no está.Coinciden siempre con un estado alterado de su ánimo o de nerviosismo. Cuando este estado es exagerado, llegan, incluso, a aparecer agujas en sus brazos o diseminadas entre las ropas de la cama de sus hijos. En una ocasión hasta llego a aparecer escrito con tiza y grabado en una cinta magnettofónica, que se encontró en el suelo, la frase <>.
La parapsicóloga Ana Codinach, entiende que los fenómenos se producen debido al exceso de energía, canalizada negativamente, que tiene Soledad, unido a la pubertad que está sufriendo María José, ya que todos los casos de poltergueist están relacionados con algún niño o niña que comienza la adolescencia.

HIPNOSIS
Para estirpar esa energía negativa se ha recurrido a la hipnosís mediante el péndulo, pretendiendo que este instrumento se quede con la carga energética para depués arojarlo al mar, pero aún así, los fenómenos siguen produciendose cuando Soledad esta nerviosa, motivo por el cual, Ana Codinach, ha aconsejado a Soledad que no reciba ninguna visita y que permanezca el mayor tiempo posible en la cama.
Según otros expertos, es la niña María José el único emisor de energía negativa, ya que estaba muy unida a su abuela y su muerte le produjo un gran trauma. Estos especialistas aseguran que este fenómeno se produce al fallecer una persona de caracter fuerte que, por razones personales, se aferra a la vida y se une a otra más débil o muy compenetrada con ella, apoderandose de su voluntad, pero sin que se trate de una posesión diabólica.
Sea la causa cual sea, aún está por determinar, pero en la casa de Burjasot sigue dominando lo desconocido.





martes, 6 de julio de 2010

POSESION FANTASMAL I


Comienzan a escucharse ruidos que no provienen de ninguna parte y todos se miran asstados entre sí. Instantes después los platos que adornan una de las paredes, se mueven, tiemblan, se caen y se rompen. La angustia llega a el limite y el cerebro es incapaz de asimilar lo que esta sucediendo, pero los fenómenos continúan y parece que una legión de sádicos espíritus quiere que la familia atrviese la frontera de la locura. La madre tiembla sobre una silla que se mueve sola y que por fin la despide contra el vacío. La niña no puede conseguir que la muñeca abandone sus brazos y se quede flotando en el aire con un gesto maligno en sus ojos de cristal. Por fin todo se calma, pero ya se ha cundido la histeria. Todos lloran, tiemblan, se saben impotentes, no pueden luchar contra lo desconocido.
POLTERGUEIST
Y así durante todo un año, todos los días. En la puerta 7 del número 30 de la calle Maestro Giner de la localidad valenciana de Burjassot. Los fenómenos conocidos como poltergeist se producen de una forma constante desde 1986. Habitaban la vivienda Rafael Caballero, y su esposa, Soledad Valdecantos y sus hijos que entonces contaban con 12 y 11 años de edad.
Según Soledad, una cordobesa que en el año 87 llevaba 14 viviendo en Burjassot, lo primero que empezó a suceder fue “ que los cacharros se movían, los muebles se desplazaban y los cajones se abrían y cerraban solos sin ningún control”.
En un principio, su marido, Rafael, pensó, que todo eran imaginaciones de su mujer, aunque pronto se dio cuenta de que no era así: “Poco después, mi hija también empezó a escuchar ruidos y a ver como se movían las cosas; más tarde, mi hijo, y, por fin, yo mismo comprobé la existencia real de fenómenos extraños y desconocidos.”
Cuando todo empezó, Soledad estuvo al borde de la desesperación; “ Nadie me creía. Ni mi familia ni los vecinos, incluso algunos llegarón a retirarme la palabra porque pensaban que estaba loca. Yo misma llegué a creérmelo y fui al medico. Por fin, él mismo me recomendó a una parapsicóloga, Ana Codinach, que me esta ayudando mucho”.
PERSEGUIDA
Pero Soledad siempre ha estado perseguida por fenómenos extraños. Cuando sólo tenía 4 años, en la casa donde habitaba en Córdoba, también se oian voces y ruidos. En aquella ocasión los sucesos fueron investigados por expertos, igual que ahora. “incluso una vez-dice Soledad-, También en Córdoba y con cuatro años, vi a Jesucristo en a través de una ventana. Me dijo que yo era una niña muy buena, pero que iba a sufrir mucho”.
Y Soledad se ha pasado toda su vida enferma. Cualquier infección la cogía, las grípes y los catarros se cebaban en ella como pestes terribles. Incluso, cuando solo tenia 18 años, estuvo a punto de morir, debido al tétanos. Sin embargo, los fenómenos paranormales se quedaron en su niñez.
Hasta que todo comenzó de nuevo…





miércoles, 30 de junio de 2010

DETRAS DEL REFLEJO

Estoy sola en casa, casi a oscuras, leyendo un libro viejo y aburrido. Es posible que si hablara de otras cosas lo hubiera abandonado. Pero habla de los espejos, del mundo de los espejos, y ese es un tema que me obsesiona.
Estoy sola. Hace una semana que mi marido me ha abandonado, una semana que falto de la oficina, que no abro la puerta a los que llaman, que no descuelgo el teléfono cuando suena, que no salgo a comprar comida, que me mantengo con lo poco que queda en el frigorífico. Siento que la basura se amontona, y que un olor húmedo y repugnante invade la casa. Pero no me importa el olor, ni la cama deshecha, ni las sábanas sucias. Le he dicho a la portera que no me moleste, que no me pasa nada, que estoy de vacaciones. De otra forma a lo mejor hubiera llamado a la policía. Supongo que en la oficina, hartos de llamar, me habrán mandado la carta de despido.
Así que estoy sola en la penumbra, a media voz.
–Huang-Ti, el Emperador Amarillo, extendió entonces su mirada, y el ruido de los tambores y el entrechocar de las armas cesó un momento, quedando como supendido en el aire denso que la sangre derramada llenaba de un olor perverso. El Emperador invocaba a Sang-Ti, el padre y señor de los dioses. A su conjuro los guerreros zurdos penetraron de nuevo por la puerta de cristal llevando con ellos los cuerpos sin vida de sus compañeros. Tras ellos, Yuan-Sih-Tien-Tsun, el Eterno, selló la puerta, y el espejo suprimió la silueta de los guerreros vencidos, para reflejar tan sólo la alegría de sus oponentes. Y la risa de Pu-Tai volvió a resonar para siempre.
El Emperador había devuelto la paz y la libertad a sus súbditos. Pero, tras la puerta de su cárcel de cristal, los guerreros zurdos, condenados a repetir los gestos de los hombres, esperan su despertar. Entonces, romperán el cristal y saldrán para aniquilar la raza que les hizo esclavos.
He cerrado el libro, y miro ahora la silueta zurda que desde el fondo del pasillo me observa amenazadora.
Podía haberme ahorrado la lectura. No me ha revelado nada que no supiera, que no hubiera presentido antes en mis últimas noches de insomnio.
Pero, al menos, me ha servido para corroborar mis pensamientos, para demostrarme que no estoy loca. Sé que tras el espejo se esconde un mundo distinto y hostil, un mundo en acecho, preparado a romper la puerta de cristal que nos separa y a caer sobre nosotros, sobre mí o sobre cualquiera.
Esa imagen que me mira es una simple burla que trata de parecérseme, un simple remedo sarcástico. Esos absurdos narcisos presumidos, que se pasan la vida frente al espejo, no saben que la imagen que ven no es la suya, que los gestos que hacen sonrientes son imitados burlonamente por los otros, por aquellos que se divierten reflejando lo opuesto a nosotros y a nuestros actos.
Yo, a lo largo de la semana, he tratado de combatirlos poco a poco, procurando no llamar su atención, lo que sin duda habría contribuído a irritarles, y quizás obligarles a adelantar sus planes, he intentado anularles, borrarles de mi vida. He ido despoblando mi casa de todos los espejos: las cornucopias del salón, el espejo del cuarto de baño, la luna del armario ropero de la alcoba. Todos, incluso los pequeños espejos de mano.
Al principio pensé en romperlos, pero en seguida comprendí que habría sido un terrible error. Todo el mundo sabe que romper un espejo es presagio de muerte. El mundo terrible que se esconde en ellos no desaparece, antes bien se multiplica con la ruptura. Pero, presiento que eso, con ser terrible, no es lo peor. Parte de ese mundo en ellos encerrado se libera, se escapa por las fisuras y cae sobre nosotros cargado de mortíferos deseos.
Levanto de nuevo los ojos, y en el fondo del pasillo hay una silueta zurda que me mira y se ríe. Noto en sus ojos la locura. Una locura homicida que se ríe de mi impotencia.
No he podido desprenderme de ese espejo, el último que me queda. Los chamarileros que se llevaron los otros, sin que les pidiera nada a cambio, no quisieron llevárselo. Era demasiado grande, demasiado pesado, la luna estaba estropeada, el marco rajado. Es seguro que los otros oyeron sus excusas. Desde el fondo del cristal pude oír sus risas de triunfo.
No sé qué impulso incontrolable me ha llevado frente al espejo, mientras el loco maldito que me observa continúa riéndose con carcajadas terribles que hieren mis oídos.
Tampoco sé lo que me impulsa ahora a golpearle, a chocar mis puños contra los suyos, cada vez con mayor violencia.
No lo sé, y no he debido hacerlo. El cristal se ha roto y sus cuchillos y lanzas, ahora liberados, penetran en mis muñecas y cortan mis venas. Siento que mi vida se escapa entre borbotones oscuros...